domingo, 1 de diciembre de 2013

Los enemigos de nuestra propia casa

Son cinco los habitantes de nuestra casa, y siempre viven enfrentado, dos contra tres y tres contra dos, los dos son: EL ESPÍRITU, conocido como la fuerza y el ALMA que es la bondad y la misericordia que acompaña siempre las actuaciones del ser humano.
Los tres son: el cuerpo físico, que es simplemente la envoltura donde moran estos, el falso espíritu que actúa como nuestra mente y el destino, bueno en si el destino simplemente es un ente que nos sigue como sombra, solo entra en acción en el momento de nuestra muerte.

La Fuerza, el alma y el falso espíritu, poco a poco cada uno crece de acuerdo a su naturaleza. La fuerza intuye a tratar de obtener la Luz de la altura; el Alma por otra parte, aspira a buscar la región de la rectitud que está mezclada.
El espíritu falso, por otra parte, busca las perversidades, codicias y todos los pecados, el cuerpo, por el contrario, no percibe nada a menos que obtenga fuerza de la materia.

E inmediatamente los tres desarrollan sentido, cada uno de acuerdo con su naturaleza. Y los receptores retributivos designan a los servidores (liturgos) a seguirlos y a ser testigos de todos los pecados que cometan, con el propósito de obtener una forma o método para castigarlos en los juicios.
 Por tanto, si el tiempo de ese hombre se ha completado, el destino aparece primero y lo conduce hacia la muerte a través de los arcontes y sus cadenas con las que ellos están atados al destino.

Y el espíritu falso se convierte en el receptor del alma siendo destinada a él para trasladarla de acuerdo al castigo por los pecados que haya cometido y esté en gran enemistad con ella.