Palabras de bendición con las que bendijo "Enoc a los elegidos justos que vivirán en el día de la tribulación, cuando serán rechazados todos los malvados e impíos, mientras los justos serán salvados..
"Enoc, hombre justo a quien le fue revelada una visión del santo y del cielo pronunció su oráculo y dijo: la visión del Santo de los cielos me fue revelada y oí todas las palabras de los vigilantes y de los Santos y porque las escuché he aprendido todo de ellos y he comprendido que no hablaré para esta generación sino para una lejana que está por venir.
Es acerca de los elegidos que hablo y a causa de ellos que pronuncio mi oráculo: el Único Gran Santo vendrá desde su morada.
Observad todas las cosas que ocurren en el cielo, cómo las luminarias del cielo no cambian su ruta en las posiciones de sus luces y cómo todas nacen y se ponen, ordenadas cada una según su estación y no desobedecen su orden.
Mirad la tierra y presta atención a sus obras, desde el principio hasta el fin, cómo ninguna obra de Dios sobre la tierra cambia, y todas son visibles para vosotros.
Ved las señales del verano y las señales del invierno, cómo la tierra entera se llena de agua y las nubes rocían la lluvia sobre ella.
Observad y ved cómo todos los árboles se secan y cae todo su follaje; excepto catorce árboles cuyo follaje permanece y esperan con todas sus hojas viejas hasta que vengan nuevas tras dos o tres años.
Y otra vez observad las señales del verano, cómo en Él el sol quema y rescalda y entonces sobre la superficie ardiente de la tierra buscáis sombra y refugio del ardor del sol, sin encontrar forma de marchar ni por el suelo y ni por las rocas, a causa del calor.
El Dios eterno andará sobre la tierra, sobre el monte Sinaí, aparecerá con su gran ejército y surgirá en la fuerza de su poder desde lo alto de los cielos.
Y todos los vigilantes temblarán y serán castigados en lugares secretos y todas las extremidades de la tierra se resquebrajarán y el temor y un gran temblor se apoderarán de ellos hasta los confines de la tierra.
Las montañas se resquebrajarán y derrumbarán y las colinas se rebajarán y fundirán, como la cera ante la llama.
Y la tierra se dividirá y todo lo que está sobre la tierra perecerá y habrá un juicio sobre todos.
pero con el justo Él hará la paz y protegerá a los elegidos y sobre ellos recaerá la clemencia y todos ellos pertenecerán a Dios, serán dichosos y benditos, los ayudará a todos y para ellos brillará la luz de Dios.
Para los elegidos habrá luz, alegría y paz y heredarán la tierra, pero para vosotros impios habrá maldición.
Y entonces la sabiduría se dará a los elegidos y vivirán todos, y no pecarán más ni por olvido ni por orgullo, sino que en cambio los que sean sabios serán humildes.
No transgredirán más ni pecarán el resto de su vida, ni morirán por el castigo o por la ira divina, sino que completarán el número de los días de su vida. Su vida será aumentada en paz y sus años de regocijo serán multiplicados en eterna alegría y paz por todos los días de su vida.
Así sucedió, que cuando en aquellos días se multiplicaron los hijos de los hombres, les nacieron hijas hermosas y bonitas;
y los vigilantes, hijos del cielo las vieron y las desearon, y se dijeron unos a otros: "Vayamos y escojamos mujeres de entre las hijas de los hombres y engendremos hijos".
Entonces Shemihaza que era su jefe, les dijo: "Temo que no queráis cumplir con esta acción y sea yo el único responsable de un gran pecado".
Pero ellos le respondieron: "Hagamos todos un juramento y comprometámonos todos bajo un anatema a no retroceder en este proyecto hasta ejecutarlo realmente".
Entonces todos juraron unidos y se comprometieron al respecto unos con otros, bajo anatema.
Y eran en total doscientos los que descendieron sobre la cima del monte que llamaron "Hermon", porque sobre él habían jurado y se habían comprometido mutuamente bajo anatema.
Estos son los nombres de sus jefes: Shemihaza, quien era el principal y en orden con relación a él, Ar´taqof, Rama´el, Kokab´el, Ël, Ra´ma´el, Dani´el, Zeq´el, Baraq´el, ´Asa´el, Harmoni, Matra´el, ´Anan´el, Sato´el, Shamsi´el, Sahari´el, Tumi´el, Turi´el, Yomi´el, y Yehadi´el.
Estos son los jefes de decena.
Todos y sus jefes tomaron para sí mujeres y cada uno escogió entre todas y comenzaron a entrar en ellas y a contaminarse con ellas, a enseñarles la brujería, la magia y el corte de raíces y a enseñarles sobre las plantas.
Quedaron embarazadas de ellos y parieron gigantes de unos tres mil codos de altura que nacieron sobre la tierra y conforme a su niñez crecieron;
y devoraban el trabajo de todos los hijos de los hombres hasta que los humanos ya no lograban abastecerles.
Entonces, los gigantes se volvieron contra los humanos para matarlos y devorarlos;
Y empezaron a pecar contra todos los pájaros del cielo y contra todas las bestias de la tierra, contra los reptiles y contra los peces del mar y se devoraban los unos la carne de los otros y bebían sangre.
Entonces la tierra acusó a los impíos por todo lo que se había hecho en ella.
Y ´Asa´el enseñó a los hombres a fabricar espadas de hierro y corazas de cobre y les mostró cómo se extrae y se trabaja el oro hasta dejarlo listo y en lo que respecta a la plata a repujarla para brazaletes y otros adornos. A las mujeres les enseñó sobre el antimonio, el maquillaje de los ojos, las piedras preciosas y las tinturas.
Y entonces creció mucho la impiedad y ellos tomaron los caminos equivocados y llegaron a corromperse en todas las formas.
Shemihaza enseñó encantamientos y a cortar raíces; Hermoni a romper hechizos, brujería, magia y habilidades afines; Baraq´el los signos de los rayos; Kokab´el los presagios de las estrellas; Zeq´el los de los relámpagos; ´EL enseñó los significados; Ar´taqof enseñó las señales de la tierra; Shamsi´el los presagios del sol; y Sahari´el los de la luna, y todos comenzaron a revelar secretos a sus esposas.
Como parte de los hombres estaban siendo aniquilados, su grito subía hasta el cielo.
Entonces Miguel, Sariel, Rafael y Gabriel observaron la tierra desde el santuario de los cielos y vieron mucha sangre derramada sobre la tierra y estaba toda llena de injusticia y de violencia que se cometía sobre ella.
Considerando esto, los cuatro fueron y se dijeron: "el grito y el lamento por la destrucción de los hijos de la tierra sube hasta las puertas del cielo".
Y dijeron a los santos del cielo: "Es ahora a vosotros a quienes las almas de los hijos de los hombres suplican diciendo "llevad nuestra causa ante el Altísimo, nuestra destrucción ante la gloria majestuosa y ante el Señor de todos los señores en cuanto a majestad".
Y Rafael, Miguel, Sariel y Gabriel dijeron al señor del mundo:"Tú eres nuestro gran señor, el Señor del mundo, el Dios de dioses, el Señor de señores y el rey de reyes; los cielos son el trono de tu gloria por todas las generaciones que existen desde siempre; toda la tierra es el escabel ante ti para siempre, y tu nombre es grande, santo y bendito por toda la eternidad.
"Eres tú quien todo lo ha creado y en ti reside el poder sobre todas las cosas; todo es descubierto en toda su desnudez ante ti; tú lo ves todo y nada se te puede esconder.
2tú has visto lo que ha hecho ´Asa´el, como ha enseñado toda injusticia sobre la tierra y revelado los secretos eternos que se cumplen en los cielos,
y lo que ha enseñado a los humanos Shemihaza, al que tú habías dado la facultad de gobernar sobre sus compañeros.
"Ellos han ido hacia las hijas de los hombres y se han acostado con ellas y se han profanado a sí mismo descubriéndoles todo pecado.
"Luego, estas mujeres han parido en el mundo gigantes, por lo que la tierra se ha llenado de sangre e injusticia.
"Y ahora mira que las almas de los que han muerto gritan y se lamentan hasta las puertas del cielo y su gemido ha subido y no puede cesar debido a la injusticia que se comete en la tierra.
"Pero tú que conoces todas las cosas antes de que sucedan, tú que sabes aquello, tú los toleras y no nos dices qué debemos hacerles al observar eso".
Entonces el Altisimo, Grande y Santo habló y envió a Sariel al hijo de Lamec.
Y le dijo: "Ve hacia Noé y dile en mi nombre, ´escóndete ´ y revélale la consumación que viene, pues la tierra entera va perecer, un diluvio está por venir sobre toda la tierra y todo lo que se encuentre sobre ella perecerá.
"En seguida enseña al justo, al hijo de Lamec, lo que debe hacer para preservar su alma para la vida y escapar definitivamente, pues por él será sembrada una planta y serán establecidas todas las generaciones".
Y además, el Señor le dijo a Rafael: "Encadena a ´Asa´el de pies y manos, arrójalo en las tinieblas, abre el desierto que está en Dudael y arrójalo en él.
Tira sobre él piedras ásperas y cortantes, cúbrelo de tinieblas, déjalo allí eternamente sin que pueda ver la luz, y en el gran día del juicio que sea arrojado al fuego.
Después, sana la tierra que los vigilantes han corrompido y anuncia su curación.
domingo, 30 de marzo de 2014
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