Llegada de Tobias a casa de Ragüel
Cuando llegaron a Ecbatana, el ángel lo llevó a casa de Ragüel, pariente de él. Lo encontraron sentado junto a la puerta de entrada de su casa y lo saludaron. y él respondió.
¡Muy buenos días, amigos! ¡bienvenidos!
Luego dijo a su mujer Edna: ¡Cómo se parece este muchacho a mi pariente Tobit! Edna les preguntó: ¿De dónde son, amigos?
Ellos contestaron: Somos de la tribu de Neftalí y vivimos desterrados en Ninive.
Ella volvió a preguntarles: ¿Conocen a nuestro pariente Tobit?
Sí, lo conocemos, contestaron ellos.
Entonces les preguntó: ¿Está bien?.
Vive y está bien, le respondieron. Y Tobias añadió ¡Es mi padre!
Rasgüel se levantó de un salto y lo llenó de besos, mientras decía llorando: ¡Dios te bendiga, hijo! Tu padre es un hombre excelente. ¡Qué desdicha tan grande que un hombre tan bueno y tan generoso se haya quedado ciego!
Ragüel los recibió con mucha alegría.
En la mesa Tobias dijo a Rafael:
Amigo Azarías, dile a Ragüel que me dé a mi parienta Sara.
Ragüel lo alcanzó a oír y dijo al muchacho: Come y bebe, y pasa alegremente esta noche. Porque, ningún otro fuera de ti tiene derecho a casarse con mi hija Sara. Por la misma razón, yo no puedo dársela a nadie sino a ti: tú eres mi pariente más cercano, Sin embargo, hijo, te debo decir la verdad. Ya antes se la he dado a siete esposos, parientes nuestros, y todos han muerto la misma noche en que se acercaron a ella. Ahora, hijo, come y bebe; el Señor hará que les vaya bien.
Pero Tobías contestó: No probaré esta cena hasta que resuelvas mi asunto.
Ragüel llamó a su hija Sara. Cuando llegó, su padre la tomó de la mano y se la entregó a Tobías, diciéndole.
Yo te la entrego conforme a la ley y según el decreto escrito en los libros de Moisés. Que el Dios del cielo les conceda bienestar.
Entonces llamó a la madre, le pidió que trajera una hoja, y en ella escribió el contrato de matrimonio.
Ragüel ordenó a su esposa, preparar la habitación. Empezó a llorar por ella, se secó las lagrimas, y le dijo: Ten confianza, hija. Que el Señor del cielo te conceda alegría en vez de tristeza.
Cuando terminaron de cenar, decidieron ir a acostarse. Llevaron el muchacho a la habitación. Tobías se acordó entonces de lo que le había dicho Rafael. Sacó de su bolsa el hígado y el corazón del pescado, y los puso sobre las brasas en las que se quemaba incienso. El olor del pescado no dejó acercar al demonio, y éste salió huyendo por el aire hasta la parte más lejana de Egipto. Rafael fue y lo encadenó allá. y volvió inmediatamente.
Tobías antes de acostarse con ella le pidió que hicieran una oración, para pedirle al Señor que tuviera misericordia de ellos y que los protegiera.
Ella se levantó, y los dos comenzaron a orar así: "Alabado seas, Dios de nuestros antepasados, alabado sea tu nombre por siempre. Que el cielo y la creación entera te alaben por todos los siglos. Tú creaste a Adán y le distes a su esposa Eva como compañera y apoyo. Y de ellos dos nació todo el género humano. Tú dijiste: `No es bueno que el hombre esté solo. Le voy a hacer alguien que le sea de ayuda adecuada para él. Ahora, yo no tomo a esta mujer movido por deseos impuros, sino por intenciones sinceras. Dígnate tener compasión de mí y de ella, y concédenos llegar juntos a la vejez."
Y ambos añadieron: "Así sea, así sea".
En la mañana Ragüel temiendo que estuviese muerto Tobías, ordenó a la criada que fuese a ver.
La criada entró, y los encontró profundamente dormidos.
Ragüel alabó a Dios del cielo.Y como había mandado cavar una fosa, ordenó que se tapase nuevamente.
Celebró una fiesta y le pidió que se quedase con ellos dos semanas más, partió sus bienes con él. De ahora en adelante . Yo soy tu padre y Edna es tu madre.
Recogieron el dinero que tenia en casa de Gabael..
Tobías le pidió a Ragüel, que lo dejase ir, porque su padre estaría contando los días desde su partida.
Por otra parte Tobit, preocupado contaba los días desde su partida, y le surgían muchas preocupaciones. Su madre lloraba y se lamentaba y reclamaba a Tobit por dejarlo ir. Pero el la consolaba y le decía: El está bien. Habrán tenido allá alguna demora. El hombre que lo acompaña es de confianza, y además es pariente nuestro.
Pero ella le respondía:
¡Cállate y déjame en paz! No me engañes. Mi hijo ha muerto.
Diariamente ella se levantaba y miraba atentamente hacia el camino por donde debía venir su hijo.
Terminadas las dos semanas de las fiestas de bodas que Ragüel se había comprometido a celebrar en honor de su hija.
Después de peticiones de Tobías a Ragüel que lo dejase ir.
Ragüel le entregó a Sara, su esposa, y le dió la mitad de todo lo que tenía: criados y criadas, bueyes y ovejas, asnos y camellos, plata, utensilios. A Tobías lo despidió: ¡Que les vaya bien hijos!
Tobías se fue de la casa de Ragüel feliz y contento y alabando al Señor del cielo y de la tierra, al Rey del universo, porque la había concedido un viaje tan bueno..
Cuando estaban cerca de Caserín, ciudad que está frente a Nínive, dijo Rafael a Tobías: Tú sabes en que estado dejamos a tu padre. Adelantémonos a tu esposa, y vayamos a preparar la casa mientras llegan los demás. Y se fueron los dos juntos. Rafael le dijo que tuviera a mano la hiel. El perro los iba siguiendo a los dos. Ana, mientras tanto , estaba sentada mirando atentamente hacia el camino por donde debía venir su hijo.
Al presentir que venía, le dijo a Tobit: ¡Ya llega tu hijo con su acompañante!
Rafael le dijo a Tobías antes de llegar a la casa de tu padre: Estoy seguro de que tu padre recobrará la vista. Úntale en los ojos la hiel del pescado. Este remedio hará que las nubes se encojan y desaparezcan de sus ojos. Tu padre recobrará la vista y verá otra vez la luz.
Ana salió corriendo y abrazó a su hijo.
Tobit se levantó, y tropezando salió a la puerta. Tobías, que tenía en la mano la hiel del pescado, se acercó a su padre y lo tomó de la mano. Entonces le sopló en los ojos, y le dijo: ¡Ten confianza, padre! En seguida le aplicó el remedio. Luego, con ambas manos, le desprendió las nubes de los extremos de los ojos. Entonces Tobit abrazó a su hijo, y llorando le dijo: ¡Por fin puedo verte, hijo mio, luz de mis ojos!
Y añadió:
¡Alabado sea Dios, alabado sea su glorioso nombre! ¡Alabados sean todos sus santos ángeles! ¡Que su glorioso nombre sea alabado por toda la eternidad! Porque él me castigó, pero luego tuvo compasión de mí. y ahora puedo ver otra vez a mi hijo Tobías.
Tobías entró en la casa muy contento y alabando a Dios en voz alta.
Luego le contó a su padre lo bien que le había ido en su viaje, que había traído la plata, que se había casado con Sara, la hija de Ragüel, y que ella ya debía de estar llegando a las puertas de Nínive.
Tobit, lleno de alegría y alabando a Dios, salió a las puertas de la ciudad a recibir a su nuera. La gente de Nínive se quedó admirado al ver que Tobit iba caminando con todo su vigor, sin que tuvieran que llevarlo de la mano. Y Tobit les dijo que Dios había tenido compasión de él. Luego se acercó a Sara, la esposa de su hijo y la bendijo.
Cuando se terminó la fiesta, Tobit llamó a su hijo y le dijo:
Hijo, no dejes de pagarle a tu compañero de viaje lo que estaba convenido, y aun dale más.
Tobías le contestó: Padre, ¿qué paga le puedo dar? Aunque le diera la mitad de lo que me ayudó a traer, no me perjudicaría.
El me trajo sano y salvo, sanó a mi esposa, me ayudó a traer la plata, y a ti también te sanó. ¿Qué paga le puedo dar?.
Entonces, Tobías lo llamó y le dijo: Toma como paga la mitad de todo lo que trajiste, y que te vaya bien.
Entonces Rafael llamó aparte a los dos y les dijo:
ALABEN A DIOS, Y HABLEN DE SUS BENEFICIOS DELANTE DE TODOS LOS HOMBRES. ALÁBENLO Y CANTEN SALMOS A SU NOMBRE. HONREN A DIOS DANDO A CONOCER A TODO HOMBRE LO QUE ÉL HA HECHO.
NO SE CANSEN DE DARLE GRACIAS. CUANDO EL REY LE CONFÍA A UNO UN SECRETO, ES BUENO QUEDARSE CALLADO; PERO HAY QUE HONRAR A DIOS CONTANDO A TODOS Y PUBLICANDO LO QUE ÉL HA HECHO.
HAGAN EL BIEN, Y NINGÚN MAL VENDRÁ SOBRE USTEDES.
MUCHO MEJOR ES LA ORACIÓN ACOMPAÑADA DE AYUNO, Y DAR LIMOSNA VIVIENDO HONRADAMENTE, QUE TENER RIQUEZAS Y SER UN MALVADO.
MUCHO MEJOR ES DAR LIMOSNA QUE CONSEGUIR MONTONES DE ORO.
DAR LIMOSNA SALVA DE LA MUERTE Y PURIFICA DE TODO PECADO. LOS QUE DAN LIMOSNA GOZARÁN DE LARGA VIDA. LOS QUE COMETEN EL PECADO Y LA MALDAD SON ENEMIGOS DE SU PROPIA VIDA.
Ahora voy a contarles toda la verdad, no voy a ocultarles nada. Ya les había dicho que cuando el rey le confía a uno un secreto, es bueno quedarse callado, pero hay que honrar a Dios dando a conocer lo que él ha hecho.
Pues bien, Tobit, mientras tú y Sara oraban, yo presentaba sus oraciones ante la presencia gloriosa del Señor, para que él las tuviera en cuenta. Y lo mismo hacia yo mientras tú enterrabas a los muertos.
Aquella vez, cuando no dudaste en levantarte y dejar servida la comida para ir a enterrar a aquel muerto, Dios me envió a ponerte a prueba.
Y ahora también me ha enviado Dios a sanarte, lo mismo que a Sara, tu nuera.
Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están al servicio del Señor y que pueden entrar ante su presencia gloriosa.
Los dos se asustaron mucho y se arrodillaron inclinándose hasta el suelo, llenos de miedo. Pero el ángel les dijo:
¡No tengan miedo! ¡Tranquilícense! Alaben siempre a Dios. Si yo he estado con ustedes, no fue porque yo lo quisiera, sino porque Dios lo dispuso. Denle gracias a él todos los días, alábenlo a él. Cuando me veían comer y beber, no era a mi realmente a quien veían, sino a una visión. Den gracias al Señor de la tierra, alaben a Dios. Yo voy a subie a Dios, que me envió. Pongan por escrito todo lo que les ha sucedido.
Y se elevó. Ellos se levantaron y no lo pudieron ver más.
Entonces comenzaron a dar gracias a Dios y alabar sus maravillas.
viernes, 27 de junio de 2014
domingo, 22 de junio de 2014
La historia de Tobit
Parte I
Una breve historia de la Vida de Tobit en Nínive.
yo, Tobit, lleve una conducta sincera y honrada todos los días de mi vida. Hice muchas obras de caridad.
En tiempos de Salmanasar ayudé muchas veces con obras de caridad a los demás israelitas. Compartía mi comida con los que padecían hambre, y daba de mi ropa a quienes no tenían. Y cuando algún israelita moría y su cadáver era arrojado fuera de las murallas de Nínive, si yo lo veía, iba y lo enterraba.
Un ciudadano de Nínive fue y avisó al rey que yo era quien enterraba a los muertos. Y tuve que esconderme, porque buscaban para matarme. Cuando el rey murió y siendo rey Asahadón, volví a mi casa y me devolvieron a mi esposa Ana y a mi hijo Tobias.
Una vez estábamos celebrando nuestras fiestas de Pentecostés (llamada también"fiestas de las semanas"). Me habían preparado un buen banquete, y me senté a la mesa. Entonces dije a mi hijo Tobias:
Hijo, ve a ver si encuentras algún israelita, de los que han venido desterrado a Nínive, que haya sido fiel a Dios de todo corazón y que sea pobre, e invítalo a comer con nosotros. Yo te espero, hijo, hasta que vuelvas.
Tobías fue a buscar algún israelita pobre, y luego volvió y me llamó.
¿Qué pasa, hijo? contesté.
¡Padre, me dijo, hay un israelita asesinado, y está tirado en la plaza! ¡Lo acaban de estrangular!
Yo ni siquiera probé la comida. Rápidamente fui a la plaza, me llevé de allí el cadaver y lo puse en una habitación, esperando que llegara la noche para enterrarlo.
Cuando llegó la noche, fui, cavé una fosa y lo enterré. mis vecinos se burlaban de mi y me decían "La vez pasada lo estuvieron buscando para matarlo por hacer eso, y se escapó; ¡y todavía no tiene miedo! ¡Ahí está otra vez enterrando a los muertos!
Esa noche me levé bien, salí de mi casa y me acosté junto a la pared de fuera con la cabeza descubierta porque estaba haciendo calor.
No sabía que sobre la tapia, encima de mí, habían unos pájaros, los cuales dejaron caer excremento caliente en mis ojos, y me salieron nubes en ellos. Fui a consultar a los médicos para que me curaran; pero mientras más remedio me untaban, más ciego me iba quedando por las nubes en los ojos. hasta que perdí la vista por completo.
Cuatro años estuve sin poder ver. Durante ese tiempo, mi esposa Ana se dedicó a trabajar en labores femeninas.
Un día a ella le regalaron un cabrito para que nos los comiéramos. Cuando llegó a la casa comenzó a balar, Yo la llamé y le pregunté: ¿De dónde salió ese cabrito? ¿Acaso lo has cogido? Devuélvelo a sus dueños.
Ella me contestó:
Es un regalo que me hicieron, además de mi paga.
Yo no le creí, y seguí insistiendo que lo devolviera a sus dueños. Me sentía avergonzado por lo que ella había hecho. Entonces me dijo:
¡En eso pararon tus obras de caridad! ¡En eso pararon tus buenas obras! ¡Ahora se ve claro lo que eres!
Yo me puse muy triste, suspiré y lloré; y entre suspiros comencé a orar así: "Tú eres justo. Señor; todo lo que haces es justo. Tú procedes siempre con amor y fidelidad. Tú eres el juez del mundo.
Ahora, Señor, acuérdate de mí, vuelve tus ojos hacia mí. No me castigues por mis pecados, por las faltas que yo o mis antepasados hemos cometidos sin saberlo. Hemos pecado contra ti, hemos desobedecido a tus mandamientos. Por eso tú nos has entregado al saque, al destierro y a la muerte. Reconozco que todas tus decisiones son justas al castigarme por mis pecados. No hemos cumplido tus órdenes, no hemos sido leales contigo. Trátame como mejor te parezca. Manda que me quiten la vida, para que yo desaparezca de este mundo y me convierta en tierra. Prefiero morir a seguir viviendo. He tenido que aguantar injurias y calumnias, y tengo una gran pena. ¡Señor librame de esta angustia! Déjame ir al lugar del eterno descanso. Señor no me vuelvas la espalda. Prefiero morir a pasar tantas angustias en mi vida y tener que escuchar tantos insultos.
Ese mismo día una mujer llamada Sara, hija de Ragüel, que vivía en la ciudad de Ecbatana, en el pais de Media, tuvo que sufrir también los insultos de una criada de su padre. Resulta que Sara había sido dada en matrimonio siete veces, pero en cada caso ASmodeo, un demonio malvado, había matado al esposo antes de que éste se uniera a ella como en todo matrimonio.
Entonces la criada le dijo:¡Tú eres la que matas a tus maridos! Ya has tenido a siete maridos, y no has podido llevar el apellido de ninguno de ellos.
Pero el que tus maridos se te mueran no es razón para que nos castigues. ¡Muérete con ellos, sin nunca haber tenido hijos!.
Sara se puso muy triste y empezó a llorar. Luego se subió a la parte alta de la casa de su padre, con la intención de ahorcarse. Pero después de pensarlo bien, dijo: "sería una vergüenza para mi padre que le dijeran: Tenías una hija única, tan querida, y se ahorcó por sus sufrimientos. Con eso haría morir de tristeza a mi anciano padre. Es mejor que no me ahorque; pero voy a pedirle al Señor que me haga morir para no tener que oir más insultos en mi vida.
Entonces extendió los brazos hacia la ventana y dijo: "Alabado seas, Dios compasivo; alabado sea tu nombre por siempre; que todo lo que has creado te alabe eternamente. A ti me dirijo, a ti vuelvo mis ojos.
Manda que me vea libre de este mundo, para no tener que oír más insultos. Tú Señor, sabes que soy pura, que ningún hombre me ha tocado. Yo no he deshonrado mi nombre ni el nombre de mi padreen este país de destierro. Soy la única hija de mi padre; él no tiene otros herederos, ni ningún pariente cercano o familiar con el que yo pueda casarme. Ya se me han muerto siete esposos¿Para qué seguir viviendo? Pero si no quieres mandarme la muerte, mirame y ten compasión de mí; haz que no tenga yo que oír más insultos."
En ese momento las oraciones de Tobit y de Sara llegaron a la presencia gloriosa de Dios, quien las escuchó y envió al ángel Rafael a curar a los dos: a sanar a Tobit de las nubes que tenía en los ojos, para que así pudiera volver a ver la luz de Dios, y a librar a Sara, la hija de Ragüel, de Asmodeo, el demonio malvado, y dársela como esposa a Tobías , el hijo de Tobit. En el mismo momento, Tobit, que estaba afuera, entraba en su casa, y Sara bajaba de la parte alta de la suya.
Aquel mismo día se acordó Tobit, de la plata que Gabael tenía en deposito en Ragues de Media, y se dijo para sus adentros: "Le he pedido a Dios la muerte. ¿por qué no llamar a mi hijo Tobias y hablarle de esa plata antes que me muera?.
Entonces llamó a su hijo Tobías, y le dijo: "Hijo, cuando muera, dame una sepultura decente, respeta a tu madre. No la abandones ni un solo día de su vida. Dale gusto en todo lo que quiera y no la contraríes nunca. Acuerdate del Señor durante toda tu vida. No peques voluntariamente ni dejes de cumplir sus mandamientos. Obra con rectitud Recuerda que somos descendientes de profetas. Escoge esposa de tu misma parentela.
Pide consejo a las personas prudentes y no desprecies ningún consejo útil. En toda ocasión alaba a Dios..
Graba hijo mio estas recomendaciones en tu mente.
Ahora, hijo mio te voy a contar una cosa: Gabael, hijo de Gabrí, me tiene guardado en deposito, en Ragües de Media.la cantidad de de trescientos treinta kilos de plata.
Si respetas a Dios, y huyes de todo pecado, y haces lo que es bueno y agradable a los ojos del Señor tu Dios, grande es tu riqueza.
Entonces le respondió Tobías a su padre Tobit; yo cumpliré todo lo que encargas. ¿Pero cómo lograré que Gabael me entregue esa plata, si él no me conoce a mi ni yo lo conozco a él?
Además no conozco el camino para ir a Media.
Tobit le contestó: Gabael me dio un recibo firmado, y yo le di un comprobante firmado también. Luego partí este por la mitad, y cada uno tomo una parte.
ahora, hijo, busca a un hombre de confianza que te acompañe, para que vayas a recuperar ese dinero. Le pagaremos lo que sea hasta que vuelvas.
Tobías se fue a buscar una persona que conociera bien el camino y lo acompañara. Y al salir encontró delante de él al ángel Rafael. Pero Tobías no sabía que era un ángel de Dios, asi que le preguntó:
Joven, ¿De donde eres?
El ángel respondió Soy israelita, como tú. Vine aquí a buscar trabajo.
Tobías le preguntó: ¿Conoces el camino que lleva a Medias?
¡Claro! contestó él, he estado allá muchas veces. Conozco muy bien todos esos caminos. Muchas veces he ido a Media y me he alojado en la casa de Gabael, israelita también, que vive en Ragües de Media. De Ecbatana a Ragües hay dos días de viaje a buen paso.
Tobías le dijo:
Espérame, joven; entraré a decírselo a mi padre. Necesito que me acompañes. Yo te pagaré lo que sea.
El ángel respondió muy bien, te espero, pero no te tardes.
Tobías entró y le dijo a su padre: Mira ya encontré un hombre israelita como nosotros.
Tobit, le respondió:
Llamalo, hijo. Quiero saber de que tribu y de que familia es, y si es de confianza, para que te acompañe.
Tobias salió a llamarlo y le dijo:
Joven, mi padre te llama.
El ángel entró, y Tobit se adelantó a saludarlo. El ángel le respondió. deseándole que se encontrara bien. Tobit le contestó:
¿Qué bien me puedo encontrar ya? ¡Estoy ciego, no puedo ver la luz del sol! me encuentro en la oscuridad, como los muertos, que ya no pueden ver la luz. Mi vida es una muerte. Oigo hablar a la gente, pero no la puedo ver.
El ángel le respondió: ¡Ten confianza! Dios no tardará en sanarte, ¡Ten confianza!
Tobit le dijo:
mi hijo Tobías quiere viajar a Media, ¿Puedes acompañarlo? Claro conozco todos esos caminos, dime amigo ¿de qué tribu y de que familia eres? El ángel respondió ¿Que necesidad tienes de saber mi tribu?, amigo, insistió Tobit, quiero saber quien eres realmente y como te llamas.
Soy Azarías, contestó, nieto de Ananías el viejo, israelita como tú.
Tobit, le dijo: ¡Bienvenido, amigo!, tu eres pariente nuestro, Yo conocí a Ananía y a Natán, los dos hijos de Selemias el viejo.¡Que gente tan buenas son tus parientes. Eres de una familia excelente. ¡Bienvenido!
Yo te pagaré un dracma por día, además de darte todo lo que necesites.
El ángel respondió:
Yo iré con él. No temas. Volveremos a ti tan sanos y salvos como nos vamos. El camino es seguro.
Tobit, dijo: Que Dios te bendiga, amigo.
Entonces llamó a su hijo. Que Dios desde el cielo los proteja, que el ángel de Dios los acompañe y los proteja.
Tobías besó a su padre y a su madre, y emprendió el viaje.
La madre de Tobías empezó a llorar, y dijo a Tobit: ¿Para qué mandaste a mi hijo a ese viaje? El es nuestro apoyo, y quien nos acompaña siempre.
Tobit le contestó: ¡No te preocupes! nuestro hijo volverá tan sano y salvo como se va.. No te preocupes querida. Un ángel bueno lo acompañará. Entonces ella dejo de llorar..
El muchacho se fue acompañado por el ángel. El perro también salió y se fue con ellos..
La primera noche la pasaron junto al rio Tigris. El muchacho bajó a lavarse los pies. Entonces un pez enorme saltó del agua y amenazaba con comerle el pie al muchacho. Este dio un grito. Pero el ángel le dijo:
¡Agarra el pescado, no lo sueltes!
El muchacho agarro el pescado y lo sacó a la orilla. El ángel le dijo:
Ábrelo y sácale la hiel, el corazón y el hígado, y guardalos. Son un remedio muy útil. Los intestinos tiralos.
El muchacho abrió el pescado y separó la hiel, el corazón y el hígado. Luego puso a asar un poco de pescado y se lo comió. El resto lo saló y lo guardó. Y siguieron hasta que llegaron cerca de Media. Entonces el muchacho le preguntó al ángel:
Amigo Azarías, ¿Para qué sirven de remedio la hiel, el corazón y el hígado del pescado?
El contestó.
Cuando una persona es atacada por un demonio o espíritu malo, si se queman delante de esa persona el corazón y el hígado del pescado, cesa el ataque y no se repite jamas. Y cuando una persona tiene nubes en los ojos, si se untan con la hiel y se sopla en ellos, queda sana.
Habiendo llegado a Media, se acercaban ya Ecbatana, entonces le dijo el ángel Rafael al muchacho: amigo Tobías.
Debemos pasa esta noche en casa de Ragüel. Es pariente tuyo. Tiene una hija que se llama Sara. Es su hija única. Tu tienes más derecho que ningún otro a casarte con ella, y a ti te corresponde también heredar los bienes de su padre. La joven es inteligente, valiente y muy bonita.
Tobías le contestó a Rafael:
Amigo Azarías, he oído decir que ya antes ha sido dada como esposa a siete hombres, y que todos ellos han muerto la misma noche de bodas, en la habitación nupcial, cuando querían unirse a ella. También he oído hablar que es un demonio quien los mata.
El demonio no le hace a ella ningún mal, pero si otro quiere acercarse a ella, lo mata.. Con esto haría que mi padre y mi madre terminaran su vida llenos de pesar por mi, pues soy su único hijo.
El ángel le dijo:
¿no te acuerdas de las recomendaciones que te hizo tu padre? ¿De como te recomendó que te casarás con una mujer de la misma familia que él? Escucha, pues, amigo. no te preocupes por este demonio, y pídela. Yo se que esta misma noche te la van a dar como esposa. Cuando entres en la habitación nupcial, toma el hígado y el corazón del pescado, y colócalos sobre las brasas en que se quema incienso. El olor se esparcirá; y cuando el demonio lo huela, saldrá huyendo y nunca más volverá a su lado.
Y antes de que te unas a ella, levántense primero, hagan oración y pídanle al señor del cielo que tenga misericordia de ustedes y los proteja. No tengas miedo. Dios te la tiene destinada desde la eternidad. Tú la vas a sanar. Ella se irá contigo, y pienso que tendrás hijos con ella y que los vas a querer mucho. No te preocupes.
Parte II
Una breve historia de la Vida de Tobit en Nínive.
yo, Tobit, lleve una conducta sincera y honrada todos los días de mi vida. Hice muchas obras de caridad.
En tiempos de Salmanasar ayudé muchas veces con obras de caridad a los demás israelitas. Compartía mi comida con los que padecían hambre, y daba de mi ropa a quienes no tenían. Y cuando algún israelita moría y su cadáver era arrojado fuera de las murallas de Nínive, si yo lo veía, iba y lo enterraba.
Un ciudadano de Nínive fue y avisó al rey que yo era quien enterraba a los muertos. Y tuve que esconderme, porque buscaban para matarme. Cuando el rey murió y siendo rey Asahadón, volví a mi casa y me devolvieron a mi esposa Ana y a mi hijo Tobias.
Una vez estábamos celebrando nuestras fiestas de Pentecostés (llamada también"fiestas de las semanas"). Me habían preparado un buen banquete, y me senté a la mesa. Entonces dije a mi hijo Tobias:
Hijo, ve a ver si encuentras algún israelita, de los que han venido desterrado a Nínive, que haya sido fiel a Dios de todo corazón y que sea pobre, e invítalo a comer con nosotros. Yo te espero, hijo, hasta que vuelvas.
Tobías fue a buscar algún israelita pobre, y luego volvió y me llamó.
¿Qué pasa, hijo? contesté.
¡Padre, me dijo, hay un israelita asesinado, y está tirado en la plaza! ¡Lo acaban de estrangular!
Yo ni siquiera probé la comida. Rápidamente fui a la plaza, me llevé de allí el cadaver y lo puse en una habitación, esperando que llegara la noche para enterrarlo.
Cuando llegó la noche, fui, cavé una fosa y lo enterré. mis vecinos se burlaban de mi y me decían "La vez pasada lo estuvieron buscando para matarlo por hacer eso, y se escapó; ¡y todavía no tiene miedo! ¡Ahí está otra vez enterrando a los muertos!
Esa noche me levé bien, salí de mi casa y me acosté junto a la pared de fuera con la cabeza descubierta porque estaba haciendo calor.
No sabía que sobre la tapia, encima de mí, habían unos pájaros, los cuales dejaron caer excremento caliente en mis ojos, y me salieron nubes en ellos. Fui a consultar a los médicos para que me curaran; pero mientras más remedio me untaban, más ciego me iba quedando por las nubes en los ojos. hasta que perdí la vista por completo.
Cuatro años estuve sin poder ver. Durante ese tiempo, mi esposa Ana se dedicó a trabajar en labores femeninas.
Un día a ella le regalaron un cabrito para que nos los comiéramos. Cuando llegó a la casa comenzó a balar, Yo la llamé y le pregunté: ¿De dónde salió ese cabrito? ¿Acaso lo has cogido? Devuélvelo a sus dueños.
Ella me contestó:
Es un regalo que me hicieron, además de mi paga.
Yo no le creí, y seguí insistiendo que lo devolviera a sus dueños. Me sentía avergonzado por lo que ella había hecho. Entonces me dijo:
¡En eso pararon tus obras de caridad! ¡En eso pararon tus buenas obras! ¡Ahora se ve claro lo que eres!
Yo me puse muy triste, suspiré y lloré; y entre suspiros comencé a orar así: "Tú eres justo. Señor; todo lo que haces es justo. Tú procedes siempre con amor y fidelidad. Tú eres el juez del mundo.
Ahora, Señor, acuérdate de mí, vuelve tus ojos hacia mí. No me castigues por mis pecados, por las faltas que yo o mis antepasados hemos cometidos sin saberlo. Hemos pecado contra ti, hemos desobedecido a tus mandamientos. Por eso tú nos has entregado al saque, al destierro y a la muerte. Reconozco que todas tus decisiones son justas al castigarme por mis pecados. No hemos cumplido tus órdenes, no hemos sido leales contigo. Trátame como mejor te parezca. Manda que me quiten la vida, para que yo desaparezca de este mundo y me convierta en tierra. Prefiero morir a seguir viviendo. He tenido que aguantar injurias y calumnias, y tengo una gran pena. ¡Señor librame de esta angustia! Déjame ir al lugar del eterno descanso. Señor no me vuelvas la espalda. Prefiero morir a pasar tantas angustias en mi vida y tener que escuchar tantos insultos.
Ese mismo día una mujer llamada Sara, hija de Ragüel, que vivía en la ciudad de Ecbatana, en el pais de Media, tuvo que sufrir también los insultos de una criada de su padre. Resulta que Sara había sido dada en matrimonio siete veces, pero en cada caso ASmodeo, un demonio malvado, había matado al esposo antes de que éste se uniera a ella como en todo matrimonio.
Entonces la criada le dijo:¡Tú eres la que matas a tus maridos! Ya has tenido a siete maridos, y no has podido llevar el apellido de ninguno de ellos.
Pero el que tus maridos se te mueran no es razón para que nos castigues. ¡Muérete con ellos, sin nunca haber tenido hijos!.
Sara se puso muy triste y empezó a llorar. Luego se subió a la parte alta de la casa de su padre, con la intención de ahorcarse. Pero después de pensarlo bien, dijo: "sería una vergüenza para mi padre que le dijeran: Tenías una hija única, tan querida, y se ahorcó por sus sufrimientos. Con eso haría morir de tristeza a mi anciano padre. Es mejor que no me ahorque; pero voy a pedirle al Señor que me haga morir para no tener que oir más insultos en mi vida.
Entonces extendió los brazos hacia la ventana y dijo: "Alabado seas, Dios compasivo; alabado sea tu nombre por siempre; que todo lo que has creado te alabe eternamente. A ti me dirijo, a ti vuelvo mis ojos.
Manda que me vea libre de este mundo, para no tener que oír más insultos. Tú Señor, sabes que soy pura, que ningún hombre me ha tocado. Yo no he deshonrado mi nombre ni el nombre de mi padreen este país de destierro. Soy la única hija de mi padre; él no tiene otros herederos, ni ningún pariente cercano o familiar con el que yo pueda casarme. Ya se me han muerto siete esposos¿Para qué seguir viviendo? Pero si no quieres mandarme la muerte, mirame y ten compasión de mí; haz que no tenga yo que oír más insultos."
En ese momento las oraciones de Tobit y de Sara llegaron a la presencia gloriosa de Dios, quien las escuchó y envió al ángel Rafael a curar a los dos: a sanar a Tobit de las nubes que tenía en los ojos, para que así pudiera volver a ver la luz de Dios, y a librar a Sara, la hija de Ragüel, de Asmodeo, el demonio malvado, y dársela como esposa a Tobías , el hijo de Tobit. En el mismo momento, Tobit, que estaba afuera, entraba en su casa, y Sara bajaba de la parte alta de la suya.
Aquel mismo día se acordó Tobit, de la plata que Gabael tenía en deposito en Ragues de Media, y se dijo para sus adentros: "Le he pedido a Dios la muerte. ¿por qué no llamar a mi hijo Tobias y hablarle de esa plata antes que me muera?.
Entonces llamó a su hijo Tobías, y le dijo: "Hijo, cuando muera, dame una sepultura decente, respeta a tu madre. No la abandones ni un solo día de su vida. Dale gusto en todo lo que quiera y no la contraríes nunca. Acuerdate del Señor durante toda tu vida. No peques voluntariamente ni dejes de cumplir sus mandamientos. Obra con rectitud Recuerda que somos descendientes de profetas. Escoge esposa de tu misma parentela.
Pide consejo a las personas prudentes y no desprecies ningún consejo útil. En toda ocasión alaba a Dios..
Graba hijo mio estas recomendaciones en tu mente.
Ahora, hijo mio te voy a contar una cosa: Gabael, hijo de Gabrí, me tiene guardado en deposito, en Ragües de Media.la cantidad de de trescientos treinta kilos de plata.
Si respetas a Dios, y huyes de todo pecado, y haces lo que es bueno y agradable a los ojos del Señor tu Dios, grande es tu riqueza.
Entonces le respondió Tobías a su padre Tobit; yo cumpliré todo lo que encargas. ¿Pero cómo lograré que Gabael me entregue esa plata, si él no me conoce a mi ni yo lo conozco a él?
Además no conozco el camino para ir a Media.
Tobit le contestó: Gabael me dio un recibo firmado, y yo le di un comprobante firmado también. Luego partí este por la mitad, y cada uno tomo una parte.
ahora, hijo, busca a un hombre de confianza que te acompañe, para que vayas a recuperar ese dinero. Le pagaremos lo que sea hasta que vuelvas.
Tobías se fue a buscar una persona que conociera bien el camino y lo acompañara. Y al salir encontró delante de él al ángel Rafael. Pero Tobías no sabía que era un ángel de Dios, asi que le preguntó:
Joven, ¿De donde eres?
El ángel respondió Soy israelita, como tú. Vine aquí a buscar trabajo.
Tobías le preguntó: ¿Conoces el camino que lleva a Medias?
¡Claro! contestó él, he estado allá muchas veces. Conozco muy bien todos esos caminos. Muchas veces he ido a Media y me he alojado en la casa de Gabael, israelita también, que vive en Ragües de Media. De Ecbatana a Ragües hay dos días de viaje a buen paso.
Tobías le dijo:
Espérame, joven; entraré a decírselo a mi padre. Necesito que me acompañes. Yo te pagaré lo que sea.
El ángel respondió muy bien, te espero, pero no te tardes.
Tobías entró y le dijo a su padre: Mira ya encontré un hombre israelita como nosotros.
Tobit, le respondió:
Llamalo, hijo. Quiero saber de que tribu y de que familia es, y si es de confianza, para que te acompañe.
Tobias salió a llamarlo y le dijo:
Joven, mi padre te llama.
El ángel entró, y Tobit se adelantó a saludarlo. El ángel le respondió. deseándole que se encontrara bien. Tobit le contestó:
¿Qué bien me puedo encontrar ya? ¡Estoy ciego, no puedo ver la luz del sol! me encuentro en la oscuridad, como los muertos, que ya no pueden ver la luz. Mi vida es una muerte. Oigo hablar a la gente, pero no la puedo ver.
El ángel le respondió: ¡Ten confianza! Dios no tardará en sanarte, ¡Ten confianza!
Tobit le dijo:
mi hijo Tobías quiere viajar a Media, ¿Puedes acompañarlo? Claro conozco todos esos caminos, dime amigo ¿de qué tribu y de que familia eres? El ángel respondió ¿Que necesidad tienes de saber mi tribu?, amigo, insistió Tobit, quiero saber quien eres realmente y como te llamas.
Soy Azarías, contestó, nieto de Ananías el viejo, israelita como tú.
Tobit, le dijo: ¡Bienvenido, amigo!, tu eres pariente nuestro, Yo conocí a Ananía y a Natán, los dos hijos de Selemias el viejo.¡Que gente tan buenas son tus parientes. Eres de una familia excelente. ¡Bienvenido!
Yo te pagaré un dracma por día, además de darte todo lo que necesites.
El ángel respondió:
Yo iré con él. No temas. Volveremos a ti tan sanos y salvos como nos vamos. El camino es seguro.
Tobit, dijo: Que Dios te bendiga, amigo.
Entonces llamó a su hijo. Que Dios desde el cielo los proteja, que el ángel de Dios los acompañe y los proteja.
Tobías besó a su padre y a su madre, y emprendió el viaje.
La madre de Tobías empezó a llorar, y dijo a Tobit: ¿Para qué mandaste a mi hijo a ese viaje? El es nuestro apoyo, y quien nos acompaña siempre.
Tobit le contestó: ¡No te preocupes! nuestro hijo volverá tan sano y salvo como se va.. No te preocupes querida. Un ángel bueno lo acompañará. Entonces ella dejo de llorar..
El muchacho se fue acompañado por el ángel. El perro también salió y se fue con ellos..
La primera noche la pasaron junto al rio Tigris. El muchacho bajó a lavarse los pies. Entonces un pez enorme saltó del agua y amenazaba con comerle el pie al muchacho. Este dio un grito. Pero el ángel le dijo:
¡Agarra el pescado, no lo sueltes!
El muchacho agarro el pescado y lo sacó a la orilla. El ángel le dijo:
Ábrelo y sácale la hiel, el corazón y el hígado, y guardalos. Son un remedio muy útil. Los intestinos tiralos.
El muchacho abrió el pescado y separó la hiel, el corazón y el hígado. Luego puso a asar un poco de pescado y se lo comió. El resto lo saló y lo guardó. Y siguieron hasta que llegaron cerca de Media. Entonces el muchacho le preguntó al ángel:
Amigo Azarías, ¿Para qué sirven de remedio la hiel, el corazón y el hígado del pescado?
El contestó.
Cuando una persona es atacada por un demonio o espíritu malo, si se queman delante de esa persona el corazón y el hígado del pescado, cesa el ataque y no se repite jamas. Y cuando una persona tiene nubes en los ojos, si se untan con la hiel y se sopla en ellos, queda sana.
Habiendo llegado a Media, se acercaban ya Ecbatana, entonces le dijo el ángel Rafael al muchacho: amigo Tobías.
Debemos pasa esta noche en casa de Ragüel. Es pariente tuyo. Tiene una hija que se llama Sara. Es su hija única. Tu tienes más derecho que ningún otro a casarte con ella, y a ti te corresponde también heredar los bienes de su padre. La joven es inteligente, valiente y muy bonita.
Tobías le contestó a Rafael:
Amigo Azarías, he oído decir que ya antes ha sido dada como esposa a siete hombres, y que todos ellos han muerto la misma noche de bodas, en la habitación nupcial, cuando querían unirse a ella. También he oído hablar que es un demonio quien los mata.
El demonio no le hace a ella ningún mal, pero si otro quiere acercarse a ella, lo mata.. Con esto haría que mi padre y mi madre terminaran su vida llenos de pesar por mi, pues soy su único hijo.
El ángel le dijo:
¿no te acuerdas de las recomendaciones que te hizo tu padre? ¿De como te recomendó que te casarás con una mujer de la misma familia que él? Escucha, pues, amigo. no te preocupes por este demonio, y pídela. Yo se que esta misma noche te la van a dar como esposa. Cuando entres en la habitación nupcial, toma el hígado y el corazón del pescado, y colócalos sobre las brasas en que se quema incienso. El olor se esparcirá; y cuando el demonio lo huela, saldrá huyendo y nunca más volverá a su lado.
Y antes de que te unas a ella, levántense primero, hagan oración y pídanle al señor del cielo que tenga misericordia de ustedes y los proteja. No tengas miedo. Dios te la tiene destinada desde la eternidad. Tú la vas a sanar. Ella se irá contigo, y pienso que tendrás hijos con ella y que los vas a querer mucho. No te preocupes.
Parte II
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Un ángel es compañía
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