El ser humano debe encontrar su camino, debe buscar la puerta de la redención, debe insistir en volver a la Luz de su originalidad, cuando insistimos en ser rebeldes y caprichosos por desviarnos del recto camino, interviene el ángel dolor.
El Ángel dolor, simbolizado por la figura de un diablo simpático de rostro atrayente, agradable, siempre alegre y amable, lógico que en el fondo es perverso, malo y criminal, también llamado Belcebú, príncipe de los demonios, es decir el más malo de los malos.
Es maestro en tender trampa a los humanos, tejer finas redes como arañas, para hacer caer en ellas como mosca a las personas, emplea las propias tendencias e inclinaciones de cada cual, sus propios y alegres vicios, exponiéndolos a dolorosas experiencias que jamás son vengativas, sino altamente aleccionadoras e instructivas, que en el fondo son inspiradas por el más puro amor.
A sus pupilos los expone a serios peligros, a graves accidentes y calamidades sin fin, para hacerles palpar y ver los efectos de sus propios vicios y así persuadirlos de dejarlos, de odiarlos y volver al recto vivir.
Este príncipe del mal, vistiendo elegantes y atractivos ropajes, sabe deslumbrar y seducir a cada cual, aprovechándose de los propios gustos e inclinaciones arraigadas en su corazón. Así, algunos pupilos caen mejor en su trampa poniendo en ellas deslumbrantes riquezas, el brillo del oro o la plata, fantásticos castillos con lujosas servidumbres; otros en cambio, caen más fácilmente tentándolos con el poder, el mando, la celebridad, el lujo, títulos, la fama, la gloria a otros y a otras los tienta con bellas doncellas y hermosos galanes, orgías amorosas, deleites del vicio, juego de casinos, carreras etc.
Tanto deleites, brillo, belleza, esplendidos halagos y gloria, pronto la gente cae en semejante red tendida por satanás. Entonces ya enredado, satanás les deja gozar un corto tiempo con toda su plenitud en sus desenfrenos naturales. Pero cuando llegan al colmo de sus deleites, satanás los deja caer en lo más hondo de los abismos. Les quita todo lo que les halaga, riqueza, oro, plata, castillo, lujo, fama, mujeres y hasta la salud, haciéndolos rodar cuesta abajo, de tumbo en tumbo, hasta los abismos de las más espantosa depravación moral y humana, presidios, hospitales, manicomios(Libro Rollos del Mar Muerto).
Es la búsqueda incesante, es el camino, el nuevo amanecer, quien de verdad puede darte ese rayito y encender tu sendero, pero nadie más que uno debe dar ese primer paso, el camino hacia la LUZ. para poder ascender en medio de los AEONES (EL GRAN MISTERIO DEL REINO DE LA LUZ).
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